lunes, 22 de febrero de 2010

Polan Lacki, nueva colaboración

Quienes están dañando a los agricultores: ¿los que no los subsidian o los que no los educan?

Polan Lacki

Una observación empírica sobre la causa más profunda del éxito o del fracaso de los agricultores: El objetivo de este artículo es demostrar que el factor más decisivo para que un productor rural, pequeño/mediano/grande, rico/pobre, con crédito o sin crédito, con tierra propia o arrendada, tenga éxito económico es su eficiencia técnico-productiva, gerencial y comercial; y ésta a su vez depende de que posea conocimientos útiles que sean aplicables en la solución de sus problemas. En mis 45 años de labores como ingeniero agrónomo extensionista ejecutada s en 19 países de América Latina, bajo gobiernos de derecha y de izquierda, civiles y uniformados, democráticos y dictatoriales, "estatizadores" y privatizadores, nunca encontré un agricultor realmente eficiente que se quejase de falta de rentabilidad. Los múltiples ejemplos que vi con mis propios ojos en todos estos países me enseñaron lo siguiente: el éxito económico de los agricultores inexorablemente tiene que se sinónimo y consecuencia de su capacidad para evitar, corregir o eliminar los errores e ineficiencias que ocurren en las distintas etapas del negocio agrícola.

En América Latina durante más de cinco décadas una gran cantidad de "deformadores" de la opinión pública y pseudo-defensores de los pobres rurales, causó y sigue causando un enorme daño a los agricultores. Esos malos consejeros, en vez de poner énfasis en la "imprescindibilidad" y urgencia de mejorar la formación y capacitación de los productores rurales para desarrollar sus potencialidades latentes y sus capacidades de solucionar sus propios problemas productivos y económicos:

1) Siguen diciéndole a los agricultores apenas aquello que les es agradable oír, como por ejemplo, que ellos son muy eficientes y que las causas que originan sus problemas económicos, están fuera y muy lejos de sus fincas y comunidades. Que dichas causas están en los gobiernos de los países ricos que subsidian y protegen a sus agricultores, que están en los gobiernos de sus propios países que no los subsidian ni los protegen, que están en el imperialismo, en el neoliberalismo, en la globalización de los mercados y en los tratados de libre comercio. Y que, consecuentemente, las soluciones no pueden ser adoptadas por nuestros agricultores, sino que por los gobiernos de los países ricos, por la Organización Mundial del Comercio, por el Banco Mundial y el FMI. Y, domésticamente, por el Banco Central, por el Banco Agrícola o Rural, por el Ministerio de Hacienda o Economía y por el Congreso Nacional. Al decirles que sus problemas son causados por estos supuestos enemigos externos, que los agricultores no tienen la más mínima posibilidad de eliminar, tales mensajes están conduciéndolos al fatalismo y a la pasividad, porque indirectamente están diciéndoles que sigan esperando, pues:

a) si los agricultores no son los causadores, tampoco podrán/deberán ser los solucionadores de sus problemas y.

b) si las causas de sus problemas están fuera de sus fincas y comunidades, las soluciones también deberán ser buscadas fuera de sus tranqueras.

2) Pero estos malos consejeros no dicen a los agricultores lo que ellos deberían oír, como, por ejemplo:

Primero: Que, comparativamente a otros factores, estos "chivos expiatorios" tienen una incidencia mínima en el éxito o en el fracaso económico de los agricultores.

Segundo: Que en el corto y mediano plazo, son extremadamente remotas, por no decir nulas, las probabilidades de que esos supuestos enemigos externos sean eliminados. Entre otras, por las siguientes razones:
- aunque siempre digan lo contrario, en los hechos concretos los gobiernos de los países ricos están demostrando que seguirán, hasta dónde les sea posible, protegiendo y subsidiando a sus agricultores y;
- aunque no lo reconozcan públicamente, los debilitados y endeudados gobiernos de los países pobres están demostrando que no disponen de fuerza política para impedir que los países ricos sigan haciéndolo; y, lo que es peor, no disponen de los recursos financieros para imitarlos subsidiando a sus propios agricultores.

Mientras los productores rurales no sean advertidos de que estas pseudo-soluciones demagógicas y paralizantes son absolutamente no factibles e ineficaces:
- seguirán perdiendo tiempo, esfuerzos e irrecuperables oportunidades de progresar, porque sus atenciones estarán dirigidas a supuestos enemigos externos que ellos no pueden eliminar, en vez de concentrar sus esfuerzos en enfrentar los enemigos internos que son las ineficiencias existentes en sus propias fincas que ellos mismos podrían y deberían corregir y;
- seguirán preguntándose "¿qué es lo que nuestros gobiernos pueden hacer por nosotros?" en vez de preguntarse "¿qué es lo que nosotros mismos, con el apoyo de una educación ÚTIL proporcionada por nuestros gobiernos, podemos hacer para volvernos mucho más eficientes; y gracias a ello, menos dependientes de las ayudas paternalistas gubernamentales y menos vulnerables a los subsidios y medidas proteccionistas de los países ricos?".

Tercero: Que sería mucho más fructífero y productivo que nuestro sistema de educación rural formase y capacitase a los agricultores para que ellos aprendan a eliminar las ineficiencias tecnológicas, gerenciales y organizativas que, con demasiada frecuencia, están presentes en los distintos eslabones del negocio agrícola. Porque es debido a ellas que sus costos unitarios de producción son innecesariamente altos y los precios de venta de sus cosechas son innecesariamente bajos. Y, seamos objetivos y realistas, es exactamente en es ta diferencia – entre el costo del kilogramo producido y el precio obtenido en la venta del kilogramo comercializado – que está el origen de la falta de rentabilidad; y, es debido a esta falta de rentabilidad que ellos están tan dependientes de ayudas paternalistas de sus gobiernos y tan vulnerables a las medidas que adoptan los países ricos.

Cuarto: Que, dichos errores pueden y deben ser corregidos con conocimientos y no premiados con subsidios. Y esta corrección depende mucho más de la capacidad de los agricultores que de las ayudas paternalistas que ellos reivindican. Cuanto mayor sea la eficiencia tecnológica, administrativa y comercial de los agricultores, mayor será su rentabilidad. Consecuentemente, corregir las ineficiencias del negocio agrícola debe ser el punto de partida si queremos enfrentar los problemas económicos de los agricultores con seriedad, realismo y objetividad.

Por supuesto que los agricultores no son los culpables de los errores que, involuntariamente y sin darse cuenta, están cometiendo. En realidad ellos son víctimas de nuestro inadecuado y descontextualizado sistema de educación rural, desde las escuelas fundamentales/primarias rurales, escuelas agrotécnicas y facultades de ciencias agrarias, hasta los servicios de extensión agrícola. Con poquísimas excepciones, estas instituciones no están proporcionando, ni a los extensionistas y ni a los agricultores, los conocimientos teórico-prácticos y útiles que ambos necesitan poseer para corregir las ineficiencias y solucionar los problemas de la agricultura. Sin lugar a ninguna duda, la baja calidad de la educación agrícola es la principa l causadora de la pobreza y del subdesarrollo imperantes en las zonas rurales. Por lo tanto, el mejoramiento de su calidad deberá ser la gran y urgente prioridad. Concreta y objetivamente no existe ninguna razón para seguir postergándolo y justificándose para no hacerlo. Las instituciones educativas están convocadas a corregir sus profundas debilidades e ineficiencias. Ellas no pueden seguir actuando como si no tuviesen nada que ver con los sufrimientos, angustias y fracasos de millones de familias rurales que, por falta de una educación adecuada a las necesidades de vida y de trabajo en el campo, siguen sumergidas en la falta de oportunidades, en la desesperanza y en la frustración. La educación debe asumir la responsabilidad de proporcionarles una educación que les permita dejar de ser el gran problema para transformarse en la gran solución para los problemas de la agricultura y del desarrollo nacional.


¿Cómo llevar a la práctica esta propuesta educativo-emancipadora?

En la sección "Artículos del autor" de la página web http://www.polanlacki.com.br y http://www.polanlacki.com.br/agroesp, en el Libro de los Pobres Rurales, están disponibles los siguientes textos:

a) Los que describen las medidas, muy sencillas y de bajo o cero costo, que todos los agricultores podrían adoptar, por más escasos que sean sus recursos, por más adversas que sean sus condiciones físico-productivas y por más débiles que sean los apoyos de sus gobiernos.

b) Los que proponen qué y cómo hacer para adecuar el sistema de educación a lo que las familias rurales realmente necesitan aprender para volverse más autodependientes y más autogestionarias.

Hasta aquí están descritas las sugerencias destinadas a simplificar, “descomplicar”, "desideologizar" y despolitizar la solución de los problemas de la agricultura, haciéndolo con las herramientas de la ciencia, de la tecnología, de la administración rural y de la práctica de la auto-ayuda entre los productores rurales.

Y quién deberá hacerlo: ¿los ministros y otras altas autoridades o los propios educadores?

- Los ministros y secretarios provinciales/departamentales y municipales de educación, los rectores de las universidades, los decanos de las facultades de ciencias agrarias, los directores de las escuelas agrotécnicas y los directores de los servicios, públicos y privados, de asistencia técnica a los agricultores.

- Y, mucho más que las autoridades mencionadas en el ítem anterior, los propios educadores; porque existen medidas "eficientizadoras" y mejoradoras de la educación, cuya adopción absolutamente no depende de recursos adicionales ni de decisiones políticas de las altas autoridades educativas.

Críticas al artículo serán bienvenidas a través de los e-mails:
- Polan.Lacki@onda.com.br
- Polan.Lacki@uol.com.br

domingo, 10 de agosto de 2008

PROYECTOS AGRICOLAS: INDICADORES VAN Y TIR






Cálculo del VAN y la TIR

Siguiendo con lo señalado sobre Evaluación de Proyectos, a continuación se entrega un breve ejemplo para clarificar los conceptos.

Para ello se presenta un cuadro realizado en Excel que facilita en forma significativa el cálculo de los indicadores señalados.


Para determinar los indicadores de rentabilidad del Proyecto, se debe elaborar un cuadro que se denomina Flujo de Fondos y que consta de lo siguiente:


Línea 1: Períodos del cálculo (generalmente años).
Línea 2: Inversión total que se realizará ($ 600.000).
Línea 3: Ingresos que se obtienen de la inversión en cada período ($ 110.000; $ 150.000; $ 180.000; $ 200.000; 450.000).
Línea 4: Gastos operacionales del Proyecto ($ 20.000; $ 25.000; $ 30.000; $ 35.000; $ 55.000).
Línea 5: Para el Período 1, el valor de la Línea 1 se baja con signo negativo a esta Línea 5, porque es un desembolso del inversionista ($ 600.000); en los demás Períodos, se anota la diferencia entre los ingresos y los gastos ($ 90.000; $ 125.000; $ 150.000; $ 165.000; $ 395.000). Sobre los resultados obtenidos en esta Línea 5 se calcula la rentabilidad del Proyecto (ya sea con el Excel o en forma manual, lo que es de una mayor dificultad y mientras más Períodos, más se acrecenta dicha dificultad).

Los valores para el VAN y la TIR los calculó el Excel, lo que explicaremos en otra oportunidad ya que lo que ahora interesa es analizar qué es lo que nos dicen ambos indicadores.

Caso del VAN
En este caso el inversionista le exige al Proyecto dos tasas de interés como rentabilidad anual, las que establece de acuerdo a otras alternativas que tenga para su inversión, la primera del 10% y la segunda del 15%.

Realizado el cálculo, podemos apreciar que para la primera tasa de interés (10%) el negocio es rentable, ya que el valor del VAN es positivo, esto es que, además de recuperarse la inversión ($ 600.000), se obtiene una ganancia de $ 50.711. Para la segunda tasa de interés (15%), el proyecto no es capaz de cubrir con sus diferenciales futuros el monto de la inversión e incluso presenta una pérdida de $ 32.930, lo que lo hace inviable.

Caso de la TIR.
En este caso, el cálculo entrega un valor porcentual, que corresponde a la tasa de interés que tiene el Proyecto y que corresponde al porcentaje anual a los que se devolverán al inversionista las diferencias de cada período (ingresos menos gastos) al inversionistas. Al ser positivo indica que el Proyecto es rentable a esa tasa. El inversionista decidirá si esa tasa le acomoda o nó para invertir en el Proyecto.

Podemos apreciar que la tasa de interés de la TIR es 12,8%, lo que es totalmente consecuente con los resultados obtenidos por el VAN a las tasas de 10% y 15%, que resultó rentable para la primera y no rentable para la segunda, porque la tasa de equilibrio es de 12,8%.




Fernando Palma Marchant


lunes, 4 de agosto de 2008

CHILE AGRICULTURA E INVERSIONES


Las inversiones en general y las del sector agrícola en especial se realizan con la esperanza que ellas sean al menos recuperadas en el futuro como resultado de su utilización; sin embargo, esta esperanza generalmente se basa en la intuición de quienes las realizan o en lo que han visto en otras propiedades vecinas.

Rara vez para decidir sobre ellas se efectúan ejercicios y análisis que permitan entregar una mayor certeza de sus resultados.

La ciencia económica hace especial hincapié en este aspecto, toda vez que los negocios están llenos de fracasos como producto de esta improvisación.

Para ello existe un ejercicio matemático que es necesario conocer en su concepto, de manera de realizarlo, o solicitar a sus asesores que lo hagan por usted, que permitirá tomar una decisión mas acertada de su inversión: Este ejercicio es la Formulación y Evaluación de Proyectos.

El marco conceptual de esta operación consiste en determinar, con un cierto grado de certeza, si la inversión que se va a efectuar entregará en el futuro cifras positivas que permitan al menos cubrir la inversión inicial o dejar un remanente mas allá de ella.

Para estos efectos, se realiza una comparación entre la inversión inicial con los diferenciales entre los ingresos y los costos asociados a su operación en los períodos futuros, de manera de contrastarlos y determinar en qué medida esta inversión va a provocar un beneficio o una pérdida futura.

Realizada las operaciones matemáticas necesarias, el método entrega ciertos indicadores que facilitan la toma de decisiones para la inversión.

Uno de esto indicadores es la denominada TIR, Tasa Interna de Retorno, que indica la rentabilidad que entregará la inversión durante su operación futura. Esta rentabilidad se compara con la rentabilidad otras alternativas de inversión y de esta forma facilita la toma de decisiones.

El otro indicador que entrega en el VAN, Valor Presente Neto, que consiste en la obtención de un valor o monto, que se compara con la inversión inicial y por lo tanto, dependiendo de si es menor igual o mayor, el inversionista determina si conviene invertir o no.

Esta breve introducción solo pretende crear la inquietud en los potenciales inversionistas, para que antes de invertir hagan o soliciten este, a veces, sencillo ejercicio.

En futuros escritos diremos algo más sobre ello.
Fernando Palma M.
Ingeniero Agrónomo
Economista Agrario

lunes, 23 de junio de 2008

EMPRESARIOS DE LA HISTORIA

EL SEÑOR DE LA QUERENCIA (Telenovela de TVN - Junio 2008)

Es cierto que esta exitosa serie de TV es sólo ficción. No creo que haya, para nada, un intento escondido de volver a una supuesta "lucha de clases". Eso es una exageración. También es cierto que hubo buenos y malos patrones, pero, con mucho respeto por las diferentes interpretaciones que aquí se han dado, tengo la impresión de que se ha pretendido "escabullir el bulto". Nadie se ha atrevido a atacar el meollo del asunto. Esto es, reconocer las injusticias que se cometían en esa época con los trabajadores del campo, como lo han hecho, por lo demás, en mayor o menor grado, grandes escritores chilenos, como Manuel Rojas, Guillermo Blanco, Olegario Lazo, Marta Brunet o Baldomero Lillo con los mineros del carbón.

"El señor de la querencia" nos configura un sector de la población en el cual predominan el alcoholismo, las bajas pasiones, la explotación y la subordinación de la mujer a la voluntad del marido o del padre. Es un mundo degradado moral y humanamente. Y si existe un mensaje, la tesis básica del argumento, sería salvar al campesino de su condición social sobre la base de recompensarlo con algún salario y consecuentemente con educación. La serie representa las condiciones en que vivían los campesinos chilenos desde el punto de vista de un individuo con experiencia personal de la situación, y que, con conciencia de las injusticias sociales y humanas, configura un texto de denuncia.

Dentro de la historia de Chile, los sectores campesinos pasaron a tener significación y peso político sólo en los años 60. Fue la Iglesia Católica la primera en establecer una fórmula para una reforma agraria. (Bastante denigrada en algunas de las cartas sobre el tema.) La Democracia Cristiana en 1954 propone tareas y "reformas agrarias" con posibilidades de favorecer a los sectores de trabajadores campesinos. Reforma que mirada en la perspectiva de un cuarto de siglo (esto es, desde su inicio en 1964 hasta el término del régimen militar) tuvo grandes resultados, pero no los que se proponían los que la impulsaron. No entregó la tierra a los campesinos, pero logró sustituir a la vieja oligarquía tradicional agraria, premoderna, por una clase empresarial agrícola mucho más eficiente.

Si la CORA (Corporación de reforma Agraria) no hubiera expropiado, lo hubiese hecho el mercado. Afortunadamente el "patrón de fundo" (de esa época) ya no existe.

ANÍBAL WILSON P.

Nueva Visón Empresarial


SER BUEN EMPRESARIO

¿El buen empresario es el que logra las mayores utilidades al menor costo? ¿Resuelve rápidamente los problemas? ¿Se preocupa de sus trabajadores?

A mi juicio, definir exactamente qué hace a un "buen empresario" es una tarea difícil. Pero tengo claras algunas características básicas, y quien no las posea no podrá ser catalogado con este nombre.

El buen empresario sabe que la empresa es un actor relevante, vehículo de superación de la pobreza y motor de desarrollo de las sociedades y de la persona humana. Así, ve a su empresa como una comunidad de personas, cuyo principio y fin es el desarrollo de cada una de ellas. Por esto, dentro de la organización debe velar por un clima de colaboración y confianza, que se da cuando el trato es percibido como justo por todos los trabajadores.

Un objetivo de los empresarios es ser rentables económicamente, de esta forma la empresa subsiste y puede cumplir su tarea en el desarrollo social.

Pero en las circunstancias actuales el éxito de una empresa no dependerá sólo de su resultado, sino también de la forma en que se consiga.

Las empresas deben ser éticas. Esto implica ser un grupo humano solidario, capaz de reconocerse en valores comunes, en el que se trabaja con menor desperdicio y con mayor eficacia. La ética genera un clima de adhesión, participación y comunicación que implica trabajo productivo y responsable.

En la práctica, la ética se implementa mediante la Responsabilidad Social Empresarial (RSE). El buen empresario sabe que ésta no debe aplicarse sólo como una forma de marketing. Comprende que más que la imagen que pueda mostrar hacia fuera, lo importante es lo que se logra al interior de la empresa.

Una herramienta eficiente es la Responsabilidad Social Empresarial Cristiana, cuyo foco principal es la persona humana. Los empresarios y ejecutivos estamos llamados a ser promotores del desarrollo humano en la empresa y en la sociedad, asumiendo esto como una responsabilidad personal y corporativa

Al final, más allá de la actividad que uno desempeñe, lo importante es que se haga con pasión y convicción, respetando el aporte personal de cada una de las personas con quienes trabajamos día a día.

JORGE MATETIC R.
Presidente de USEC
Premio ICARE 2008
Domingo 22 de Junio de 2008

miércoles, 23 de mayo de 2007

Polan Lacki colabora nuevamente con este Blog. Parte II

Agricultores, abran los ojos: no se dediquen apenas a la etapa POBRE del agronegocio

Polan Lacki

Durante años y décadas los productores rurales han asistido, con pasividad, fatalismo y hasta resignación, la reiteración de las siguientes distorsiones que ocurren en las cadenas agroalimentarias:

· suben los precios de los insumos agrícolas y, como consecuencia, los costos de producción de sus cultivos pero los precios que los agricultores reciben en la venta de sus cosechas no aumentan en la misma proporción; lo mismo ocurre en la producción ganadera

· cuando sus cosechas son abundantes bajan los precios que los agricultores reciben por sus productos, pero tal reducción no necesariamente determina una rebaja en los precios que los consumidores finales pagan en los supermercados

· los precios de los fertilizantes y pesticidas aumentan supuestamente porque subió el precio del petróleo y el valor del dólar, pero cuando estos dos últimos vuelven a sus niveles normales, los precios de dichos insumos agrícolas no disminuyen,

· bajan los precios que los intermediarios les pagan por el trigo, por la soja/soya, por la leche y por el ganado porcino vivo, pero ellos nunca ven que en los supermercados bajen los precios de la harina y del pan, del aceite y de la margarina, del queso y del yogurt o del jamón y de las salchichas. Alguien se está apropiando de estas ganancias y ese alguien nunca es el productor rural.

Como consecuencia de estas desfavorables relaciones de intercambio, los agricultores se ven obligados a entregar una creciente cantidad de sus cosechas para poder adquirir una misma cantidad de insumos y de servicios; porque el poder de compra de sus "commodities" es cada vez menor. Aquí reside una muy importante causa del empobrecimiento de los productores rurales que es necesario corregir y que, afortunadamente, ellos mismos pueden hacerlo.

Los agricultores están defendiéndose pero aún les falta hacer . . . lo más importante

Para contrarrestar el deterioro de sus ingresos, provocado por esta expropiación de sus ganancias, los agricultores están aumentando la escala de producción, incrementando los rendimientos por unidad de tierra y de animal y reduciendo los costos por kilogramo producido; es decir, están adoptando medidas adecuadas que deberían incrementar sus ingresos. Sin embargo, el premio por esta mejora en la eficiencia, en vez de beneficiar a quienes realmente lo merecen ( los productores rurales), es absorbido por los crecientes eslabones de las cadenas agroalimentarias. Porque, desde que los insumos salen de las fábricas hasta que los alimentos llegan a las estanterías de los supermercados, existen cada vez más y más fabricantes de nuevos insumos, prestadores de nuevos servicios, intermediarios, procesadores de materias primas agrícolas, consultores de mercado y agentes de comercialización, empresas de publicidad, etc. Casi todos estos integrantes de las cadenas agroalimentarias, viven de las riquezas producidas por los agricultores. Como existen cada vez más eslabones "chupando" algo de la sangre del productor rural es evidente que este se vuelve económicamente cada vez más "anémico".

Desafortunadamente, esta creciente expropiación ya es tan familiar a los agricultores en sus relaciones de intercambio, que ellos creen que están condenados a convivir con ella y que no pueden hacer nada para eliminarla. Ni siquiera se dan cuenta de que es, exactamente, este proceso expropiatorio la principal causa de la falta de rentabilidad y del generalizado endeudamiento de los productores rurales. Ellos ya han caído en una especie de conformismo fatalista. Las pocas veces que protestan es para mendigar, sin éxito, que los comerciantes e industriales les ofrezcan mejores precios o para reivindicar, también sin éxito, que los gobiernos suavicen su empobrecimiento concediéndoles créditos subsidiados, refinanciando y finalmente condonando sus deudas.

¿Y por qué ocurre todo esto? Entre otras razones, porque los productores rurales se hacen cargo apenas de la etapa pobre y más riesgosa del agronegocio (producción) y delegan a terceros la etapa rica (procesamiento y comercialización). Es decir, "regalan" al sector agroindustrial, comercial y de servicios, la crema del agronegocio. Ellos lo hacen sin darse cuenta que, antes de la siembra, durante el ciclo productivo y después de la cosecha, existe una excesiva y creciente cantidad de instituciones y personas que les proporcionan servicios y productos, algunos necesarios y otros sencillamente prescindibles o reemplazables. Tampoco se dan cuenta que algunos de estos servicios y productos que son realmente necesarios, podrían ser producidos y/o ejecutados por ellos mismos, ya sea en forma individual o grupal. Sin embargo, los agricultores no lo hacen porque piensan que no son capaces de asumir como suya la ejecución de algunas de las actividades de la etapa rica del negocio agrícola. Si lo hiciesen se apropiarían de un porcentaje más elevado y más justo del precio final que los consumidores pagan por los alimentos.

Un eficiente productor de aves, cerdos y leche debe ser, en primerísimo lugar, un MUY eficiente productor (no comprador) de forrajes/alimentos para sus animales

El ejemplo más evidente, de esta excesiva dependencia que los agricultores tienen frente a los agroindustriales y comerciantes, es el caso de las raciones balanceadas. En la ganadería lechera, gran parte de dichas raciones podría ser suprimida si los ganaderos supiesen cómo cultivar pasturas de alto rendimiento, si supiesen "cosecharlas" racionalmente a través de un correcto pastoreo rotativo y si supiesen almacenar los excedentes para utilizarlos en los períodos de escasez. Muchos productores rurales además de dedicarse a la avicultura, a la porcicultura o a la ganadería de leche producen, o podrían producir, en sus propias fincas o en tierras arrendadas, casi todos los ingredientes que coincidentemente las grandes empresas industriales utilizan en la fabricación de las raciones balanceadas ( maíz, sorgo, soya, alfalfa, leucaena, gliricidia, yuca, camote, granos de girasol y de algodón, ramio, etc.). Sin embargo, en vez de producir/fabricar ellos mismos sus propias raciones, venden estas materias primas al primer intermediario que aparece en sus fincas, quien, a continuación, las vende a la industria fabricante de raciones. Ésta después de procesarlas, agregarles los componentes del núcleo vitamínico-mineral y de empaquetarlas en bonitos envases, las vende a un segundo intermediario que las transporta de vuelta, muchas veces al mismo municipio del cual salieron dichas commodities. Desde allí un tercer intermediario vende las raciones, en muchos casos, a los mismos agricultores que produjeron los ingredientes con los cuales fueron fabricadas las raciones que ahora regresan a sus fincas de origen. Esta distorsión es sencillamente inaceptable, máxime porque, afortunadamente, ella podría se corregida o eliminada por los propios productores rurales.

Son los agricultores quienes pagan los altísimos costos de los "paseos" de las cosechas que venden y de las raciones que compran

Es redundante afirmar que en este largo recorrido, de ida y de vuelta, que en muchos casos es de centenares y hasta de miles de kilómetros, de hecho son los productores rurales quienes están pagando los fletes y peajes, los impuestos en cada una de las varias transacciones, las ganancias de todos estos intermediarios, agroindustriales y comerciantes, la costosa publicidad que los fabricantes de raciones difunden a través de los medios de comunicación y los generosos sueldos de los ejecutivos de las transnacionales que fabrican las raciones. Gran parte de estos gastos podrían ser sencillamente evitados/eliminados pues más del 90% de los ingredientes de las raciones, ni siquiera necesitarían salir de las tranqueras de las fincas en las cuales fueron producidos; porque podrían ir desde los campos de cosecha directamente a los aviarios, a las pocilgas y a los establos de la producción lechera, pertenecientes a los mismos agricultores que produjeron estas materias primas. Si a esto le agregamos el hecho de que el componente alimentación responde por el 80% del costo de producción en la avicultura y en la porcicultura y por el 50% en la ganadería de leche, queda muy claro el "porqué" de la falta de rentabilidad en estas tres ramas de la producción animal; lo que no gana cada productor rural, lo ganan algunas decenas de no productores rurales. Reitero, esta irracionalidad debe y puede ser extirpada de los procedimientos de los agricultores.

Entonces ¿cuál es la solución de fondo para disminuir esta expropiación? Reducir la dependencia que los agricultores tienen de los otros integrantes de las cadenas; o cuando esto no sea posible, volverlos menos vulnerables a la excesiva expropiación de dichos eslabones. ¿Cómo hacerlo? Organizándose con propósitos empresariales de modo que ellos mismos, asuman en forma gradual, la ejecución de algunas actividades de la etapa rica del agronegocio. A propósito, es lo que ya están haciendo, con gran éxito, varias cooperativas especialmente en el sur de Brasil. Son cooperativas agrícolas que están transformándose en cooperativas agroindustriales. Incluso los agricultores que no pertenecen a ninguna cooperativa podrían organizarse en pequeños grupos para producir, ellos mismos, algunos insumos o por lo menos adquirirlos de forma grupal. Estos grupos podrían constituir sus propios servicios (de vacunación e inseminación artificial, de siembra, pulverización y cosecha, de asistencia agronómica y veterinaria, etc.). También podrían realizar en conjunto las inversiones de mayor costo, hacer una pré-industrialización/procesamiento inicial y comercializar sus excedentes con menor intermediación, etc. A propósito, se sugiere leer el libro "Desarrollo agropecuario: de la dependencia al protagonismo del agricultor" que está disponible en la nueva Página Web http://www.polanlacki.com.br/agroesp (especialmente los capítulos 5 y 11 ). Allá están descritas varias medidas, sencillas y de bajo costo, pero altamente eficaces, para disminuir esta expropiación, y por ende, mejorar los ingresos de los agricultores.

Y para concluir:

1. Una reflexión en forma de pregunta: ¿Por qué ningún fabricante de insumos, comprador de commodities agrícolas, agroindustrial que las transforma o intermediario que las vende y revende, se dedica a la etapa de producción agrícola y ganadera como tal? La respuesta es obvia y elemental: porque es mucho más rentable, más cómodo y menos riesgoso dedicarse a la etapa rica que a la etapa pobre del agronegocio; todos los integrantes de las cadenas agroalimentarias ya se han dado cuenta de esta constatación, menos los agricultores

2. Una advertencia: Aunque sea importante, no es suficiente que los productores rurales se integren a las cadenas agroalimentarias. Ellos deben tener como objetivos de corto, mediano y/o largo plazo el propósito de "adueñarse" de algunos de los eslabones de dichas cadenas, como por ejemplo: fabricar sus propias raciones, comprar insumos y comercializar las cosechas en conjunto, incorporarles valor y hasta exportar en conjunto.

3. Una sugerencia a los productores rurales que se dedican apenas a la etapa pobre del agronegocio y que ejecutan todas sus actividades en forma individual (comprar insumos, hacer inversiones caras y comercializar sus excedentes): abran los ojos antes que sea demasiado tarde. Críticas y contribuciones al artículo serán muy bienvenidas a través de los E-mails: Polan.Lacki@onda.com.br y Polan.Lacki@uol.com.br

Polan Lacky colabora con este Blog. Parte I

AGRICULTURA: SI SOMOS TAN RICOS ¿POR QUÉ ESTAMOS TAN POBRES?
Polan Lacki

En todos los países de esta privilegiada América Latina tenemos enormes potencialidades productivas que nos permitirían generar las riquezas necesarias para autofinanciar nuestro desarrollo agrícola y eliminar el subdesarrollo rural.

En primer lugar, tenemos vastas extensiones de tierras de buena calidad, clima favorable que nos posibilita obtener varias cosechas al año y que nos permite producir ganado exclusivamente a pasto; y, lo más importante, tenemos una muy abundante mano de obra, necesitada y deseosa de progresar con el fruto de su esfuerzo.

En segundo lugar, ya disponemos de los conocimientos (tecnologías y experiencias exitosas) que son necesarios para hacer una muy eficiente producción, transformación y comercialización de productos agropecuarios. Desafortunadamente, dichos conocimientos están siendo adoptadas apenas por una minoría de productores rurales más eficientes. Tal exclusión es lamentable porque muchas de las mencionadas tecnologías y experiencias, son de bajo costo y fácil adopción, y como tales podrían y deberían estar beneficiando todos los productores rurales de cada país. Sin embargo ello no ocurre porque estos valiosos conocimientos permanecen ociosos/subutilizados en las estaciones experimentales, en las universidades, en las cooperativas, en las páginas web y, muy especialmente, dispersas en las fincas de los agricultores más eficientes que ya están adoptándolas. La correcta aplicación de las referidas tecnologías y experiencias permitiría solucionar gran parte de los problemas de la mayoría de los productores rurales. Desafortunadamente ello no ocurre porque dicha mayoría no las conoce o no sabe aplicarlas de manera correcta.

En tercer lugar, disponemos de métodos y medios, eficaces y de bajísimo costo (emisoras radiales y de televisión, e-mail, páginas web, etc.), a través de los cuales podríamos y deberíamos difundirlas rápida y masivamente en beneficio de todas las familias rurales. En resumen, tenemos a nuestra disposición casi todos los requisitos necesarios para hacer una agricultura que al ser mucho más eficiente y más productiva podría generar las riquezas que necesitamos para reducir la pobreza y el subdesarrollo rural.

Y si es así ¿por qué no lo hacemos? Por la sencilla razón de que la mayoría de nuestros agricultores no poseen las competencias necesarias para hacerlo; es decir les faltan conocimientos, habilidades, actitudes y hasta valores orientados al autodesarrollo

¿Y por qué los habitantes rurales no poseen las referidas competencias? Básicamente por las siguientes cuatro razones.

En primer lugar, porque los conocimientos que sus padres les transmitieron ya están desactualizados y son insuficientes para que ellos puedan sobrevivir económicamente en la agricultura moderna y globalizada.

En segundo lugar porque las escuelas fundamentales rurales que, para la mayoría de los habitantes del campo, son la única oportunidad de aprender algo útil para la vida y el trabajo en el campo, enseñan a los niños muchos contenidos irrelevantes en vez de proporcionarles los conocimientos necesarios para que puedan ser productores más eficientes y más emprendedores, mejores padres/madres de familia, mejores ciudadanos, empleados más eficientes y miembros más solidarios y participativos de sus comunidades. Existe un impresionante desencuentro entre lo que esas escuelas rurales enseñan y aquello que los educandos realmente necesitan aprender. Gran parte de sus contenidos curriculares no tienen ninguna aplicación en la solución de los problemas cotidianos de los educandos, ya sean laborales, familiares o comunitarios.

En tercer lugar porque los servicios públicos de extensión rural---que podrían y deberían contrarrestar las dos debilidades educativas hasta aquí analizadas---- están contaminados por las interferencias político-partidarias, burocratizados y excesivamente centralizados. Con tales restricciones los extensionistas, aún en contra de su voluntad, dedican más tiempo a burocratizar en las oficinas que a capacitar a los agricultores en las fincas y comunidades rurales. Las pocas veces que logran ir al campo, después de enfrentar un largo peregrinaje burocrático para obtener el vehículo, el combustible y los viáticos, muchos de los extensionistas no están en condiciones técnicas de corregir los errores que los agricultores cometen y de solucionar los problemas que los afectan; estas debilidades técnicas de los agentes de extensión ocurren debido al motivo descrito a continuación.

En cuarto lugar porque las facultades de ciencias agrarias están excesivamente "urbanizadas" y desconectadas de la realidad concreta de los productores rurales y de los potenciales empleadores de sus egresados. Debido al rápido proceso de urbanización, la mayoría de los docentes ya es de extracción urbana y no tiene un adecuado conocimiento vivencial de los problemas agrícolas y rurales. Además de no tener la referida vivencia, las facultades ni siquiera consultan a los empleadores y productores rurales para saber cuál es el perfil profesional que el mercado laboral está necesitando. La enseñanza teórica impartida en las aulas y laboratorios no es complementada ni validada con actividades prácticas en las fincas, en las comunidades rurales, en las agroindustrias y en los mercados rurales. Las visitas al campo suelen ocurrir recién en el último semestre de la carrera, cuando el daño en la formación de los estudiantes ya es irremediable. Las facultades estimulan a sus docentes para que publiquen artículos en las revistas científicas internacionales y los premian por esos "papers" para efectos de sueldos y promociones o ascensos; poco importando cuántas personas leen dichos papers y cuál es la contribución real y efectiva que tales escritos ofrecen a la solución de los problemas concretos y cotidianos de la gran mayoría de los productores rurales; olvidándose que son éstos la razón de ser de la existencia de las facultades. Mientras tanto las actividades de extensión universitaria que podrían acercar las facultades al conocimiento de la realidad agrícola y rural no reciben apoyo ni son consideradas para efectos de ascensos y premios a los docentes que las ejecutan o que desearían ejecutarlas. Con una formación tan teórica y tan divorciada de las necesidades de los agricultores y de los empleadores no es de sorprender que el mercado laboral esté rechazando a los profesionales que de ellas egresan. Las facultades siguen formando egresados para el desempleo y ello ocurre no necesariamente porque la demanda es insuficiente sino porque su oferta es inadecuada a las reales necesidades de los demandantes del mundo moderno. Adicionalmente, a pesar de que en la prédica proponen el desarrollo rural con equidad y sin exclusiones, las escuelas superiores de agricultura priorizan y enfatizan la enseñanza de tecnologías sofisticadas y de alto costo, que benefician/interesan a un 5 o 10 % de los agricultores de avanzada, pero desprecian o ignoran las necesidades concretas del 90 o 95 % de los productores rurales que requieren, en carácter prioritario, de tecnologías sencillas y de bajo costo, para que sean compatibles con los escasos recursos que ellos disponen. Durante su paso por la universidad, los estudiantes tienen pocas oportunidades de desarrollar su ingenio en la creación de soluciones más pragmáticas y adecuadas a las adversas condiciones físico-productivas y a la escasez de recursos financieros que caracterizan a los agricultores más pobres; tampoco tienen la oportunidad de ejecutar con sus propias manos las actividades más elementales y rutinarias que a diario realizan los agricultores. En tales condiciones ¿cómo podrán enseñar a los agricultores a sembrar, regular una sembradora o cosechadora, podar, injertar, ordeñar una vaca o transformar commodities en productos procesados de manera correcta, si durante su paso por la universidad los estudiantes no tuvieron la oportunidad de sembrar, regular una sembradora, podar, injertar, ordeñar y procesar/transformar commodities con eficiencia? Con tantas debilidades en la formación de los egresados, ¿cómo esperar que los servicios de extensión rural sean eficientes y promuevan los cambios que necesitan los agricultores y la agricultura?

Afortunadamente la corrección o eliminación de la mayoría de las ineficiencias y distorsiones recién descritas depende en gran medida de la decisión y voluntad personal de los directores, maestros, profesores y extensionistas. Al contrario de lo que suele afirmarse la corrección de estas distorsiones no requiere de altas decisiones políticas del Poder Ejecutivo, del Congreso Nacional, del Ministerio de Educación, del Ministerio de Agricultura, de las Secretarias Provinciales/Departamentales de Educación y Agricultura o de los rectores de las universidades. Las medidas que realmente dependen de ayudas externas podrán ser postergadas para que, en lo inmediato, los educadores puedan concentrarse en corregir lo que está al alcance de ellos. En la página http://www.polanlacki.com.br/ están disponibles textos que demuestran lo mucho que pueden hacer los propios profesores y extensionistas para corregir estas debilidades, aunque no cuenten con recursos adicionales a los que ya están disponibles.

Esta es la gran prioridad. Mientras no hagamos estos cambios en nuestro sistema de educación rural---sencillos y de bajo costo pero altamente eficaces y de un enorme efecto multiplicador y emancipador----todos los grandes proyectos de combate a la pobreza rural seguirán fracasando; y los gigantescos recursos en ellos aplicados seguirán siendo derrochados; tal como ha ocurrido y sigue ocurriendo en América Latina por la siguiente razón de fondo: los afectados por la pobreza rural no pueden solucionar sus problemas, muchísimo más debido a la inadecuación de sus conocimientos que a la supuesta insuficiencia de sus recursos materiales y financieros. E-mail del autor: Polan.Lacki@onda.com.br

lunes, 19 de febrero de 2007

Agricultura y Registros


En general nuestros agricultores son malos "para el lápiz", lo que no quiere decir que no sepan escribir, sino que no les agrada anotar los acontecimientos que ocurren en su explotación agrícola.

En comentarios anteriores hemos señalado que el agricultor es poco lo que puede hacer para influir en el precio de mercado de sus productos y que por lo tanto, si desea aumentar sus utilidades, su mejor opción es bajar los costos de producción.

Para ello, el agricultor debe conocer sus costos de producción, la composición de ellos y la importancia relativa que tienen en sus costos totales.

Y la única forma de tener un adecuado conocimiento de ellos, es "llevar registros productivos".

Dichos registros deben estar de acuerdo a lo que el agricultor necesita o cree necesitar para "manejar" sus costos, lo que significa que llevar una gran cantidad de registros es tan innecesaria como que estos sean escazos. Lo que se requiere es que estos, cualquiera sea su cantidad o número, sirvan al agricultor para tomar decisiones.

En otras palabras, los registros de una explotación agrícola deben ser los necesarios que el agricultor requiere para su información y para decidir que hacer con los diferentes costos que se presentan en el proceso productivo.

Los registros deben contener al menos la siguiente información: 1) Actividades desarrolladas y 2) Valor o monto de la actividad.

Una actividad agrícola o labor agrícola, en general se compone de uno o más de de los siguientes elementos, expresados en las unidades que se indican (1 Jornada = 8 horas):

a) Mano de obra, expresada en Jornada Hombre (J.H.);
b) Uso de tractor, expresada en Jornada Tractor (J.T.);
c) Uso de maquinaria o implementos, expresada en Jornada Implemento (J.I.)
d) Uso de insumos, expresadas en las unidades correspondientes, y
d) Otros.

Así por ejemplo, la actividad o labor de desinfectar una plantación implica el uso de Mano de Obra (J.H.), uso de tractor (J.T.) y uso de Implemento (J.I.). Cada una de ellas tiene un costo individual cuyo conjunto representa el costo total de la actividad.

Su registro permite conocer a cabalidad el uso y el valor de cada una de ellas y determina así tanto su costo total como el costo de cada uno de sus componentes.

El conocimiento de ellos permitirá al agricultor definir si puede disminuir los tiempos o los costos unitarios de cada una de ellas y por lo tanto de la actividad total o, en su defecto, compararla con otra alternativa que tenga para efectuar dicho trabajo. Esto se denomina "tomar decisiones", las que sin contar con los antecedentes señalados no se podría efectuar.

En otro comentario ahondaremos sobre este tema.

Fernando Palma M.
Ingeniero Agrónomo
Economista Agrario

martes, 13 de febrero de 2007

Agricultura y Costos









Como toda actividad económica, el éxito de la producción agrícola depende en forma importante de sus costos de producción.







El negocio agrícola se caracteriza, entre otros aspectos, porque esta frase tan lógica y racional, en muchas oportnidades queda en eso, en una frase.

Y esto es simple de comprobar porque es bajo el número de agricultores que pueden señalar la composición de sus costos de producción y la importancia relativa que tienen en su predio.

¿Cuál es el costo que más repercute en la producción de un rubro? ¿En qué proporción respecto al resto de los costos? ¿Cuál es el costo de cada caja de fruta? ¿Como está conformado el costo de dicha caja? Estas son preguntas que a un agricultor le resultan dificil responder.

El asunto se complica aún más cuando debe diferenciar entre costos totales y variables y cómo estos intervienen en cada rubro productivo.

¿Cómo distribuir los gastos generales? ¿Cual es la incidencia del costo del agua de riego en cada cultivo? ¿Cómo determino el costo de mi actividades en el predio y cómo la asigno a cada rubro?


Puede pensarse que las preguntas anteriores son una exageración o un preciosismo, sin embargo ello no es así.

Si analizamos el funcionamiento de un mercado, como se expuso en un comentario anterior, es posible apreciar que existen muy bajas posibilidades que los productores agrícolas puedan influir en el precio que éste le asigna a sus productos, salvo condiciones excepcionales que en la práctica no son comunes de encontrar.

De manera que si el agricultor quiere aumentar sus utilidades, solo le queda una alternativa, esta es: "disminuir sus costos" y es aquí donde adquiere real importancia conocerlos con cierto grado de detalle.

En otras palabras, para incrementar nuestras utilidades debemos trabajar preferentemente en disminuir nuestros costos y en ello seremos eficientes en la medida que los conozcamos bien en cuanto a sus características, importancia y relación que tienen con las actividades prácticas y productivas que de ellos se derivan, esto es, lo que realmente podemos cambiar es la tecnología y su eficiencia siempre y cuando el beneficio económico que ello nos aporte sea superior al costo de su aplicación.

F. Fernando Palma M.

Ingeniero Agrónomo

Economista Agrario

ffernandopm@gmail.com


viernes, 26 de enero de 2007

Agricultura y Mercado

La Unión ... ¿hace la Fuerza?
Los Mercados mayoristas agropecuarios se caracterizan por tener una dispar conformación de los agentes que los constituyen.



En efecto, tanto el mercado de productos como el mercado de insumos pueden tener una marcada diferencia en el número de agentes (Compradores y Vendedores) que lo conforman, lo que además de ser negativo para los que representan una mayor presencia en el mercado, facilita el que se realicen una serie de contravenciones a la situación ideal de un mercado, cual es la denominada "Libre Competencia".



Es así como en el Mercado de los Productos se dá el caso que los compradores son menos que los proveedores o vendedores (los agricultores), lo que provoca que estos no tengan absolutamente ninguna participación en la formación del precio de su producto en el mercado.


A la inversa, en el mercado de los Insumos, en general el número de proveedores es menor al número de compradores, los agricultores, lo que provoca una serie de condiciones que los afectan directamente.

La más común de ellas es que los agentes representados por el el menor número (compradores en el mercado de los productos y vendedores en el mercado de los insumos) estén mejor informados de las fluctuaciones de precio y cantidad de los productos o insumos, según el caso, transados en el respectivo mercado.

En cambio, los que conforman un mayor número en el mercado, generalmente los agricultores en ambos mercados, en general están mal informados o atrasados en los últimos acontecimientos que inciden en su comportamiento.

A su vez, la presencia de menos proveedores permite una directa o indirecta posibilidad de atentar contra la libre competencia, por ejemplo buscando acuerdos en lo precios que van a pagar por un producto determinado.

Las situaciones reseñadas pueden ser abordadas por los productores agrícolas con el fin de paliar sus efectos, tomando algunas medidas que requieren de un esfuerzo adicional para mejorar su posición, generalmente desventajosa en el mercado respectivo.


A continuación se mencionan solo alguna de ellas y sería interesante contar con las experiencias que otros productores puedan aportar, con el fin de prevenir y transmitirlas al resto para considerar sus posibles soluciones:


1. La producción de primores u otros cultivos poco desarrollados en el país permite que los agricultores se transformen en oferentes que representan un menor número, como agente, en el mercado respectivo. Ello le permite negociar en mejores condiciones con los compradores que en este caso pueden constituir un número mayor.

2. Observar atentamente el comportamiento de los agentes de menor presencia en el mercado, ya que de observarse una suerte de "acuerdo" entre ellos estarían transgrediendo la legislación del país y por lo tanto pueden ser denunciados al "Tribunal de la Libre Competencia", que es el organismo público que vela por la perfección de los mercados.

3. "La Unión hace la Fuerza". Este dicho es especialmente apropiado para el tema que estamos tratando. En efecto, si logramos coordinar la presencia de varios agricultores en un mercado determinado participando como grupo, sea en la venta de productos o en la compra de insumos, se mejora sustancialmente la posición de ellos en dicho mercado.

¿Qué ocurre si un número representativo de agricultores decide vender en conjunto sus productos en un mercado?

Artificialmente están disminuyendo el número de oferentes, todos los integrantes se transforman en uno solo, lo que les permite mejorar su poder de negociación.

¿Qué ocurre si un grupo de agricultores se pone de acuerdo para comprar sus insumos?

Con ello están disminuyendo el número de demandantes e incrementan la cantidad demanda, lo que lleva a que los potenciales proveedores se interesen en venderles ofreciendo mejores condiciones de precios u otros beneficios.

4. La permanente, oportuna y actualizada informacíón de las condiciones existentes en los mercados es una función primordial de quién desea ser un buen empresario agrícola. Debe tener en cuenta que aquello que potencialmente trata de ganarse en el período de desarrolo de un cultivo, puede perderse en un minuto de negociación.

Nada de lo aquí señalado es nuevo, todo ello ya se ha probado y ha tenido éxitos y fracasos. Nada es tan fácil como para creer que hacerlo es todo, ni tan difícil como que no pueda corregirse.

¡En otro artículo conversaremos sobre ello, por el momento solo queda estampada para su análisis!

Fernando Palma M.
Ingeniero Agrónomo
Economista Agrario





lunes, 15 de enero de 2007

Agricultura y Campanas


"¿Por quién doblan las campanas?"

Con este título de la obra del escritor Ernest Hemingway, el famoso Economista Paul Samuelson inicia su libro sobre Economía.




Independientemente del hecho de recomendar su lectura, es del caso realizar algunas consideraciones sobre lo que esta frase puede representar en el análisis económico.

Como se señaló en otra intervención, el Mercado es el que determina los precios de los productos y de los factores que se utilizan para elaborarlos o producirlos.

Para estos efectos, se considera que un mercado plenamente competitivo se basa en el hecho que tanto Productores como Consumidores están plena y totalmente informados respecto de las alternativas de calidad y precio de sus respectivos requerimientos.

Pero la situación descrita no ocurre prácticamente nunca, es una manera como la Teoría Económica permite entender los conceptos que conforman las economías en su situación práctica, cada una de las cuales está regida por múltiples variables que, además, están en permanente cambio.

Sin lugar a dudas el tamaño del mercado de un producto, el número de productores existentes, el número de consumidores que demandan el producto, la parte de los ingresos que éstos están dispuestos a destinar al consumo del mismo, la existencia de otros productos que son similares y pueden reemplazarlo, entre otras, son algunas de las variables que juegan importante papel en el precio de un producto y en la cantidad que se "demanda" de él en un mercado determinado.

Esto hace interesante que, para comprender el mercado de un producto de nuestro interés sea como consumidores o productores, analicemos éstas y otras variables que conforman la estructura del mercado, a fin poder comportarnos racionalemente en la decisión que debamos tomar sobre nuestro comportamiento como tales.

Queda como tarea, efectuar un análisis para aquel mercado que sea de interés para ustedes, si existen dudas, exprésenlas en los "Comentarios" y les aseguro que les daré una respuesta. Para eso estamos.


Próximamante otras características y comportamientos de los mercados.

Fernando Palma M.
Ingeniero agrónomo
Economista Agrario


domingo, 14 de enero de 2007

AGRICULTURA: Portales en Internet




PORTALES DE CONSULTA EN INTERNET


Se indican a continuación una serie de Portales de utilidad y consulta para agricultores y personas relacionadas con el Agro:

Presidencia de la República
http://www.presidencia.cl/view/homepage.asp

Ministerio de Agricultura y servicios dependientes
http://www.minagri.gob.cl

Instituto Nacional de Estadísticas
http://www.ine.cl/canales/chile_estadistico/home.php

Pro Chile
http://www.prochile.cl

FAO
http://www.rlc.fao.org/default.htm

Banco Interamericano de Desarrollo
http://www.iadb.org/index.cfm?language=spanish

AGROGESTION (Fundación Chile)
http://www.agrogestion.cl/index.cfm

E SIIR - Chile Riego (Ingreso)
http://esiir.cnr.cl/esiir


Próximamente más …

Fernando Palma M.
Ingeniero Agrónomo
Economista Agrario

Correo-e:
ffernandopm@gmail.com

jueves, 11 de enero de 2007

Agricultura y Ciclo Económico


¿DONDE ESTA NUESTRA EMPRESA?


La figura anterior nos muestra el Ciclo de la Economía, el cual constituye la "Base" de los sistemas económicos de la mayoría de los países de Occidente.

Desde esta perspectiva, su conocimiento y el saber dónde estamos insertos, constituye una obligación de todos, tanto consumidores como "productores" y en este caso, los empresarios agrícolas.

El mercado es el que "manda", aunque muchos no lo quieran. Son los precios de los productos y los recursos productivos los que determinan la oferta y demanda de ellos.

Un mercado está definido por la existencia de: 1) un producto; 2) un oferente (Proveedor); 3) un demandante (Consumidor) y 4) un precio.

Cuando existen estos 4 componentes estamos hablado de un mercado, independientemente de su tamaño o ubicación, ya que no necesariamente la descripción anterior está sujeta a un "lugar físico" determinado, incluso este puede no existir.

En la economía existen 2 tipos de mercados: 1) Mercado de los Bienes y Servicios, en el cual los consumidores adquieren los productos y servicios de los Proveedores a un precio determinado; 2) Mercado de los factores de producción (trabajo, capital, tierra), en el cual los proveedores contratan estos factores para poder producir.

Los consumidores, mediante sus compras de bienes y servicios, transfieren dinero a los productores. A su vez, los productores transfieren dinero a los consumidores al contratar su trabajo, el uso del capital (que se ahorra en sistema bancario) o el uso de la tierra.

Este proceso es el que se denomina "CICLO DE LA ECONOMIA", ya que al ver en el cuadro anterior el recorrido del dinero, se pueden apreciar los 2 ciclos antes señalados, los cuales se complementan en ambos Mercados.

Esta explicación que parece tan simple, tiene muchas aristas y variables, las que iremos viendo paso a paso, como una ayuda a quienes se interesen por el tema.


FERNANDO PALMA M.
Ingeniero Agrónomo
Economista Agrario







Agricultura y FERNANDO PALMA M. ¿Quién soy?


FERNANDO PALMA M. Correo-e: ffernandopm@gmail.com

Ingeniero Agrónomo de la Universidad de Chile, con estudios de Post-Grado en Economía Agraria en la Pontificia Universidad Católica de Chile, de amplia experiencia en todo el país, en trabajos que relacionan el sector agropecuario y agroindustrial con la aplicación de herramientas de administración, gestión, estudios de mercado, proyectos de inversión y técnicas micro y macroeconómicas en general, especialmente con pequeños productores agrícolas y Pyme´s. Ha desarrollado funciones directivas en el sector público y privado, realizando asesorías a cargo de equipos profesionales y en empresas Consultoras de prestigio, incluso para sectores económicos distintos al propiamente agropecuario. Ha realizado labores de docencia en Universidades y en diversos cursos de capacitación. Ha mantenido un permanente perfeccionamiento profesional asistiendo a jornadas y seminarios.


ACTIVIDADES DESARROLLADAS______________________________

Como Profesional Independiente.

En diversos proyectos de instituciones y empresas públicas y privadas como independiente o asociado a sociedades de profesionales de prestigio, tales como: Operador Instituto de Desarrollo Agropecuario; INDAP; Consultor Servicio de Cooperación Técnica, SERCOTEC, Instituto Chileno de Educación Cooperativa, ICECOOP. VIAGRO y Asociados; JORQUERA & Asociados; CIMA Consultores S.A., “CLC Ltda, Consultoría de Libre Competencia”; “Palma, Ingenieros Consultores Ltda.”; SurLatina Consultores-Auditores Ltda., SurLatina Ingeniería Económica y de Gestión Ltda.; Bakovic y Balic; Banco de Chile; Banco del Desarrollo; Banco del Trabajo; Banco Osorno, para proveer asesoría en técnicas de administración y gestión empresarial, elaboración de proyectos de inversión, estudios de mercado, desarrollo rural, renegociación de deudas con organismos financieros y otras, atendiendo a empresas agrícolas, agroindustriales, Mype´s y Pyme´s.

Como Profesional de Instituciones Públicas y Privadas.

En los siguientes organismos: Instituto de Desarrollo Agropecuario, INDAP; Fiscalía Nacional Económica; Instituto Nacional de Capacitación Profesional, INACAP; Corporación de Fomento de la Producción, CORFO; Administrador General Fundo Abrantes; Perito Judicial Ilustrísima Corte de Apelaciones de Santiago; P y G Larraín Propiedades.

Como Docente

En las siguientes instituciones: Universidad de Chile, Universidad Santo Tomás; Instituto Nacional de Capacitación Profesional, INACAP; Universidad Austral de Chile, Instituto de Desarrollo Agropecuario INDAP (cursos de capacitación a funcionarios en Metodología de Asistencia Técnica y Gestión Empresarial y otros temas).


CURSOS, SEMINARIOS______________________________________

“Comunicación y empresa en los mercados globales: La experiencia con micro y pequeñas empresas”, SERCOTEC, Universidad Mayor; “Red de Seguridad Agropecuaria”; “Convención Nacional de Productores de Fruta”, FEDEFRUTA; “Mecanismos de Estabilización de Precios de Productos Agrícolas Importables en América Latina y El Caribe”, FAO/Banco Mundial “Diagnóstico y Reestructuración Financiera de Empresas”; “Análisis Financiero-Contable para la Gestión Empresarial”, SurLatina; Seminario de "Planificación Estratégica“, Universidad Adolfo Ibañez; "Jornadas de Desarrollo Rural”, Universidad de Chile; "Curso de Asistencia Técnica Agrícola", INDAP – Universidad de Chile; "Seminario de Administración de Empresas" y otros.


PUBLICACIONES_____________________________________________

Revista electrónica "Tierra Verde". http://www.tierraverde.cl/; Apuntes de capacitación en administración, organización y gestión de empresas agropecuarias y agroindustriales”; "INACAP en el Programa de Transferencia Tecnológica”; "Serie de Prediagnósticos para Programas de Desarrollo Rural de INDAP”; "La Organización en la Administración de Empresas”; "Plantación de Bulbillos de Ajo (Allium sativum) de distinto tamaño, y su influencia en el rendimiento” (Tesis de Grado).


Santiago, 2007.

Agricultura y Globalización



Los nuevos tratados de libre comercio, TLC, producto de la Globalización de la Economía, representan uno de los desafíos mayores que deben y deberá superar la agricultura de los países.

Este es un nuevo factor que puede ser adverso para esta ya riesgosa actividad.

Especialmente preparados deberían estar las economías de los países emergentes, las cuales se han desarrollado en un ambiente de protección de los Estados del que ahora, en el nuevo escenario, no van a disponer.

¿Cómo protegerse de este eventual problema que se avecina a pasos agigantados? Desde otra perspectiva, ¿cómo aprovechar las ventajas que la globalización puede tener para nuestra agricultura?

¡QUEDA PLANTEADA LA INQUIETUD, EMITAN SUS COMENTARIOS!

REALICEMOS UN APORTE A LOS AGRICULTORES DE NUESTROS PAISES, ESPECIALMENTE A LOS MAS PEQUEÑOS.

Próximamente daré algunas opiniones sobre el tema.

Fernando Palma M.
Ingeniero Agrónomo
Economista Agrario



martes, 9 de enero de 2007

Agricultura y Gestión


BIENVENIDOS.

Se inician las actividades en este Blog destinado a intercambiar opiniones y efectuar comentarios respecto a la gestión de las empresas agropecuarias y aquellas relacionadas con la agricultura.

Con ello se espera contribuir a que éstas logren superar los multiples desafíos que se presentan en el nuevo escenario de la globalización.

Se espera que quienes participen de este Blog registren sus experiencias y permitan al resto adquirir nuevos conocimientos que sean de utilidad para quienes ingresen.

Del mismo modo los invito a realizar las consultas o indicar los temas que estimen pertinentes, de manera de hacerlo cada vez más eficiente.

¡QUEDA A DISPOSICIÓN DE USTEDES ESTE VALIOSO ELEMENTO QUE NOS ENTREGA LA TECNOLOGÍA, ESPERO HAGAN BUEN USO DE ÉL, ESPACIALMENTE EN BENEFICIO DE LAS PYME´s Y MYPE´s!


FERNANDO PALMA M.
Ingeniero Agrónomo
Economista Agrario

Correo-e: ffernandopm@gmail.com